Josep Maria Pou agradeció la presencia de los medios en una ocasión que el director artístico del Teatre Romea considera muy especial por varios motivos. En primer lugar, por la vuelta de la compañía responsable del montaje, La Zaranda, una formación habitual en el escenario del Romea y, tal vez, tal y como afirmó el propio Pou, la compañía que más ha representado el teatro español tanto a nivel nacional como en el extranjero.
“La Zaranda – explicó el director artístico del teatro- es casi una compañía estable de la casa, casi como un familiar, de aquellos que vienen de vez en cuando de visita, que se quedan un par de días, pero que te llenan el espíritu de cosas maravillosas. Además, si hay un aspecto en el que no puedo competir con esta compañía es con la cantidad enorme de vueltas y vueltas que han dado en todo el mundo.”
El otro aspecto extraordinario de este montaje coproducido por el Teatre Romea, es que Manual para armar un sueño marca los 45 años de trayectoria de la compañía, cuatro décadas mostrando un estilo teatral absolutamente particular, una fórmula artística que fusiona poesía visual, filosofía y humor con un sello de identidad tan propio como inconfundible. En el caso del espectáculo que ahora ha llegado al Romea, se suma además un sincero y personal homenaje al mundo del teatro y al oficio del actor.
“Todos los espectáculos de la Zaranda – continuó Pou – tienen ese vuelo poético que nos traslada estas críticas hacia la sociedad y una filosofía de vida, siempre con ese toque de humor tan especial, la poesía de lo cotidiano, de los objetos… “
“Esta es la historia de un viaje que va del camerino al escenario. Le pasan tantas cosas por la cabeza a un actor cuando el regidor avisa de que faltan cinco minutos para empezar. Estos son los momentos fundamentales de la vida de un intérprete, y ésta es, creo, la base de este espectáculo.”
Paco de la Zaranda, director del espectáculo, compartió la visión y valores del proyecto que ha conformado el camino y esencia de la compañía: “Para mí, la vida es tanto un milagro como un misterio. Creo que el trabajo que hemos realizado con esta obra ha sido muy particular a nivel actoral y me ha permitido aprender muchísimo; en especial, he aprendido lo más importante y es sentir, profundamente, que el teatro es un milagro como la vida, que son cosas que no pueden separarse, porque separar el teatro de la vida, es dejarla desnuda, sin metáforas, y la vida sin metáforas no sería búsqueda. El pájaro busca, el actor busca, el autor busca, y buscar dentro de esta cueva que todos tenemos dentro es teatro, porque el teatro, la creación, siempre sale de lo más profundo del ser humano. Y es en esa profundidad que se encuentran los dos metros que separan el camerino del escenario. Y la distancia desaparece, porque el espacio escénico tampoco existe realmente. Sólo existe el misterio, algo que nos permite conectar con quien comulga. Por eso me gusta decir que el teatro es un encuentro con lo más profundo del ser humano. Hablando de Manual para armar un sueño, lo teníamos todo en contra para sacar adelante ese proyecto. Y sólo podía salvarnos seguir creyendo en lo que hacemos. Y de ahí nace este manual, que en ningún caso es pedagógico, sino un manual de vida.”
Por su parte, Eusebio Calonge, autor de la obra, habló de los ejes de pensamiento que vertebran la dramaturgia tanto del espectáculo, como del propio trabajo filosófico de la compañía: “El trabajo se plantea como un viaje fantasmagórico en el que el personaje va en busca del actor. Empieza quizá con una referencia clásica en Don Quijote. Creo que ésta es la vida del actor de la que hablábamos antes, ese recorrido desde el camerino al escenario, un viaje trascendente donde el actor busca al personaje. Creo que este viaje siempre tiene una verticalidad, busca al público, el actor a sí mismo y también ese sueño inalcanzable que le lleva a lugares tan lejanos y desconocidos. El viaje del teatro es siempre viajar detrás de ese sueño inalcanzable, donde ponemos la vida. Nuestro trabajo se refiere al mundo clásico del teatro, a un mundo llevado hasta nuestros tiempos, planteando las incógnitas que se abren a lo humano contemporáneo. Éste es el sentido del teatro clásico para mí. Mucha gente nos ha dicho que nuestro pequeño homenaje al juego de salir al escenario puede calificarse de metateatro, pero yo creo que es una metáfora de la vida, de una búsqueda que nosotros hemos puesto de manifiesto. En el fondo, aquí hablamos de nosotros mismos.”
Gaspar Campuzano y Enrique Bustos, los actores que, junto a Francisco Sánchez (Paco de la Zaranda) completan el reparto del espectáculo, han expresado lo que ha significado formar parte del proceso creativo de este proyecto. En efecto, ambos han recalcado el concepto de investigación, una búsqueda interpretativa para encontrar al personaje que se ha convertido en una verdadera lección de teatro.
Campuzano lo expresó en estos términos: “Es en esta búsqueda que sigo para construir este personaje y, gracias a la guía del actor que tengo delante del espejo, puedo llegar hasta el final y seguir disfrutando de la creación y del teatro .”
Bustos añadió: “Dentro de esta investigación hemos intentado transitar por las tentaciones que sufre el actor. Ha sido una limpieza que ha permitido que nuestro corazón, a menudo convertido en piedra por obligación, vuelva a hacerse de carne.”
Esta filosofía, que impregna tanto su aproximación al trabajo como al propio camino vital, han hecho de La Zaranda una compañía única y excepcional que se ha ganado el respeto y cariño tanto del público como del sector. Así, tal y como confesó el propio Pozo: “Mi admiración hacia vosotros crece cada día más, sobre todo por lo que trasciende de vosotros, ese inmenso amor hacia el teatro, hacia el teatro como escuela de vida.”
Sinopsis
La Zaranda, Teatro Inestable de Ninguna Parte, celebra con este trabajo 45 años sobre los escenarios del mundo.
¿Y si volviera a la vida?, se pregunta este personaje olvidado en el fondo del espejo. Ante él, un actor ha ido envejeciendo camerino a camerino, maquillando su íntima derrota, sus gastadas ilusiones, ese desengaño que ensombrece sus días. Han muerto tantas cosas que la vida no será suficientemente larga para olvidarlas. Pero hoy escucha estas voces dentro del espejo y es como si el alma volviera al cuerpo. En este presente estéril en el que el hombre no parece estar a la altura de sus sueños, con sus últimas fuerzas, saldrá a irradiar esperanza en el escenario.
Aliado con su personaje, removerá con su pasador en las entrañas del teatro, topándose con sus vicios y virtudes, con su humanidad siempre. Bajarán hasta los infiernos, cruzarán dédalos donde los burócratas almacenan su tedio, sortearán los socavones que cubren las alfombras rojas de la fama, iluminarán las oscuras galerías donde la vulgaridad empantana todo, intentando liberar a Segismundo de una realidad alienante y , escaparán y sus bromas, haciendo de Clavileño un Pegaso. De nuevo, desafiando la muerte y el olvido, buscarán la alegría del reencuentro con el teatro.
Manual para armar un sueño es una decidida oda a la esperanza que quiere poner luz a las tinieblas de un mundo hostil a todo lo que escape a su comercio. Un viaje infinito a la historia y que, sin embargo, transcurre en el corto espacio que va de un camerino al escenario. Un sueño tan delgado como el hilo de una estrella que resiste todo tipo de tormentas.