Así lo ha explicado el dramaturgo Álvaro Tato, que ha sido el responsable de adaptar los entremeses para construir esta versión del espectáculo, dirigido por Yayo Cáceres y disponible en el teatro madrileño desde este viernes 14 de febrero hasta el día 8 de marzo.
«El personaje de Juan Rana es un ejemplo de reírse hasta de su propia sombra, de la sociedad, de los estamentos y las clases sociales, incluidas la aristocracia y la realeza; así que relacionarlo con este debate social que hay en torno a la risa y la autovigilancia es fascinante en este tiempo», ha subrayado.
Para Cáceres, que considera que el siglo de oro del teatro español tiene «tanto valor» como el Banco de España, el personaje de Juan Rana «marcó toda una época» porque estaba hecho «contra el mal humor y los esquemas que impedían reír». «Necesitamos el humor para poder ser libres, es la única manera de soportar la vida que, a fin de cuentas no tiene un final feliz», ha matizado.
El director ha puntualizado que la obra muestra «el miedo actual a hacer bromas» con el fin de que el espectador se pregunte qué pasaría si un día ya no se pudiera reír de todo lo que sucede, al tiempo que ha detallado que su espacio escénico está basado en el cuadro de Franciso Rizi ‘Auto de fe en la Plaza Mayor de Madrid’.
En esta línea, el actor Juan Cañas, que interpreta al propio Calderón de la Barca y a Velázquez, ha explicado que el marco general de la obra se compone de una selección de entremeses de Juan Rana que tiene como vehículo conductor un juicio de la inquisición en el que se juzga a la risa.
Asimismo, ha señalado que se trata de una reflexión moderna sobre «el paralelismo» entre la actualidad y un juicio inquisitorio, cuya diferencia fundamental es que «la idea se ha vuelto más perversa» porque actualmente «el juez es la propia sociedad».
Dramaturgia con «estructura de fiesta»
Tato ha matizado que los entremeses, «obras maestras de la dramaturgia breve del siglo de oro», forman el «corpus principal» de la adaptación y están dispuesta en una «estructura de fiesta»; mientras que están conectados los unos con los otros mediante una dramaturgia de autoría propia escrita en verso clásico.
Además, ha apuntado que, dentro de la trama, estas pequeñas piezas son las pruebas del tribunal del juicio, en el que los testigos son «grandes personajes de la época» como la actriz Bernarda Ramírez, Calderón de la Barca o Velázquez, entre otros.
En el espectáculo se han incluido piezas conocidas, como ‘El toreador’ o ‘El retrato vivo’, así como entremeses menos populares, como ‘El triunfo de Juan Rana’, un entremés escrito por Calderón de la Barca «exhumado» por la compañía de la Biblioteca Nacional de España (BNE) que «no se representaba desde su estreno».
A pesar de que Juan Rana se convierte en esta versión en la risa y el humor «como vehículo para hablar del ahora a través del antes», el espectáculo cuenta también con «momentos oscuros», según ha resaltado el actor Miguel Magdaleno. «Es difícil hablar de los propios juicios sociales sin ponerse un poco oscuros», ha asegurado.
Cáceres ha coincidido con Magdaleno en este sentido y ha confesado que, aunque es «un descojone», la obra tiene un trasfondo «bastante profundo» que evidencia que la risa es la mejor manera de transmitir un mensaje al espectador.
Para Tato, los entremeses muestran la parte menos seria sus autores, la mayor parte de ellos valedores de la contrarreforma, como practicantes de un «humor humanista y cervantino», a través del cual Juan Rana se ríe de todo para dar una «imagen profunda» del siglo de oro.
La compañía Ron Lalá ha añadido a esta adaptación su marca de la casa: la música en directo. Así, según ha detallado el actor Daniel Rovalher, el espectáculo cuenta con una proporción musical «muy grande» con un recorrido folclórico en el que tanto la música latina como las rumbas y las sevillanas tienen cabida.
«No hay tanta música ambienta como en otros espectáculos, hay temas con apuntes electrónicos leves, pero principalmente nos apoyaos en una instrumentación acústica hecha en directo y que tiene la madera y las cuerdas como protagonistas», ha concluido.