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«Lo normal» y «La bollera perfecta», dos espectáculos que utilizan el placer como arma política y cierran una temporada de éxito en Teatro del Barrio

 

La bollera perfecta

Lleva toda la temporada llenando en el Teatro del Barrio, y el viernes 23 de junio será su última función: Pitu Aparicio es La bollera perfecta, es una propuesta que surge de una alianza con dos amigas y colaboradoras de la artista, las activistas Pamela Palenciano -una habitual de la cartelera del Barrio- e Irantzu Varela, tras mantener una conversación a tres sobre visibilidad LGTBIQA+. La bollera perfecta hace un recorrido por la infancia, la adolescencia y la juventud de Pitu Aparicio, hablando de la importancia de la sexualidad y los mandatos sobre el cuerpo, la depilación, la comida y la educación. Desde una perspectiva humorística, se atraviesan vivencias donde el público empatiza con las enseñanzas adquiridas de forma terapeútica. La bollera perfecta nace, además, con la idea de nombrar violencias, «porque lo que no se nombra, no existe». Es un grito de libertad «y reivindicación desde la risa, hablando de depilación, series que fueron referencia en nuestra juventud, familias que tuvieron que acogernos y la importancia de la red, las amigas y los cuidados».

 

Lo normal

El 30 de junio será también la última función de otro título que ha agotado entradas una función tras otra: Lo normal. Una sexóloga payasa, Núria Cano, quiere romper la idea de que existe una única forma de vivir la sexualidad. Está harta de que la gente en consulta le diga que quiere ser normal. Pero, ¿es que hay alguien normal? En este espectáculo descubriremos lo mal que nos hemos educado sexualmente, lo difícil que es comunicarse en la cama y lo poco que hablamos del placer real. Una sala riéndose de sus miserias será lo normal. ¿Por qué nos empeñamos en encajar? El espectáculo es de la compañía Menudas Pájaras, que hace espectáculos de clown y humor para cuestionar el concepto de sexualidad. Lo normal es su primer espectáculo. Aunque el sexo es un asunto serio, preferimos hacerlo con humor. La risa se contagia porque los miedos, los complejos, las inseguridades se comparten, y de eso nadie nos enseña a hablar. La sexualidad no es sexo, ni la sexología es follología. La sexualidad habla de nuestra identidad, de quiénes somos. Busca que las personas se conozcan, acepten y disfruten desde que nacemos hasta que morimos. Es algo único e individual. El humor feminista nos da la libertad de reírnos primero de nosotras, después del Patriarcado. Somos pájaras que no se olvide.

 

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