En versión y dirección de Javier Hernández-Simón
Hasta el último aliento
En ocasiones el amor es un mar profundo donde morimos ahogados, un lugar que al mismo tiempo es prisión y horizonte, un tiempo parado donde ni tan siquiera el aire sucede. En ocasiones el amor es un verano nevado…una quimera, un cuento que nos contamos a nosotros mismos para poder seguir viviendo.
El amor de Mariana Pineda es así.
Se ha hablado mucho de Mariana Pineda, tanto del personaje histórico como del personaje creado por el gran poeta Federico García Lorca, se ha debatido sobre si Mariana era una mujer revolucionaria o si por el contrario tan sólo era una mujer enamorada. Sin embargo cada vez que releo el texto del genial poeta granadino, una idea me asalta la cabeza, Mariana Pineda es una persona que se atreve a perseguir sus certezas hasta el final, hasta las últimas consecuencias.
Mariana Pineda es una mujer que se rebela contra todo lo establecido en su sociedad, y lo hace no con el ánimo de pasar a la historia o de ser una gran heroína del pueblo, tampoco por conseguir unos ideales intelectuales y políticos, ni tan siquiera lo hace por amor. Mariana Pineda se mueve al compás de su propio corazón, un corazón libre que no entiende de normas, de géneros y que sobre todo, no entiende de miedo.
Por supuesto que Mariana, la nuestra…la de Lorca, es una mujer profundamente enamorada, a la que ese mismo amor arrastra como un torrente por encima de los ideales políticos que defiende…pero yo me pregunto; ¿es posible comprometerse con grandes ideales como la libertad o la igualdad si en el fondo de nuestro corazón no reside un absoluto y profundo amor? ¿Se puede ser una verdadera defensora por la
libertad si esa lucha no es movida por el más puro y honesto de los sentimientos?
Yo creo que no…
La realidad es que no importan las razones que impulsan a Mariana Pineda a revelarse contra un sistema injusto, lo que importa en definitiva, y por eso su nombre ha pasado a nuestra historia como un verdadero símbolo de resistencia frente a la injusticia, son sus acciones.
Mariana Pineda, como tantos otros personajes históricos o ficticios, se mueve por amor, un amor tan intenso y tan puro que ni siquiera intenta ofrecer resistencia, y que le dota del valor, la valentía y la dignidad para defender unos ideales hasta la muerte.
Lorca, a través de esta mujer, nos hace ver que tan sólo existen dos tipos de personas en el mundo, aquellas dispuestas a seguir sus certezas hasta el final y aquellas que a la hora de la verdad, cuando todo comienza a complicarse, prefieren esconderse.
Y hemos de preguntarnos como espectadores de esta carta de amor que nos escribe Federico, que tipo de persona somos nosotros, si un torrente como Mariana o por el contrario somos islas, eternamente quietas y rocosas, como el resto de los personajes de la trama. Y no importa si hablamos de ideales, de sueños…o simplemente de amor…. Hay certezas que se tienen tan sólo una vez en la vida…
Mariana y Federico lo sabían…y por eso las defendieron…hasta el último aliento.