¿Qué pasaría si todo el mundo olvida algo que sucedió realmente? El tiempo y los recuerdos han inspirado al dramaturgo y director argentino Pablo Messiez, ganador del Premio Max (La piedra oscura), en su último montaje como autor y director. Todo el tiempo del mundo, que agotó localidades la pasada temporada, regresa a Madrid del 10 al 28 de enero al Teatro Kamikaze para revivir la historia del abuelo de Messiez, dueño de una tienda de zapatos, que todos los días escuchaba con atención las fascinantes historias de sus clientas.
Considerada como una de las voces más interesantes del teatro contemporáneo en castellano, Messiez regresa sobre las tablas con esta pieza bella y onírica, de tintes autobiográficos, que juega con la estructura lineal del tiempo para hablarnos de la memoria y los relatos. “Si el pasado está hecho de relatos y el futuro está hecho de deseos, ¿en qué lugar entre las palabras y las cosas está nuestro presente?”, se pregunta el autor y director, que se ha inspirado libremente en la vida de su abuelo, un zapatero que hace las veces de confesor involuntario de las historias que le relatan los clientes de su pequeña tienda.
Flores es el amable dueño de una zapatería de señoras. Cada noche, al cerrar su negocio, recibe la visita de extrañas personas que le cuentan su futuro, le revelan detalles de su pasado y llegan, incluso, a desvelar sus historias presentes. Algo sucede cada noche con el tiempo, cuando no hay testigos, que hace que todas estas historias convivan a la vez, superponiendo pasados y futuros en un presente continuo en el que el señor Flores intenta comprender quién es. Y, sumido en la incertidumbre, surgirá el amor que todo lo salva.
La obra, protagonizada por María Morales –que ya trabajó junto a Messiez en La distancia–, está interpretada por Íñigo Rodríguez Claro, Carlota Gaviño, Rebeca Hernando, Óscar Velado, José Juan Rodríguez y Mikele Urroz. Messiez ha contado, además, con un excelente equipo artístico como Paloma Parra, que firma el diseño de iluminación; y Elisa Sanz, encargada de la escenografía y el vestuario.
Todo el tiempo del mundo fue finalista a los Premios Max 2017 en la categoría de mejor producción privada de artes escénicas.