De Roberto Athayde, producida por La Estampida con la colaboración de Nara y Cámara Blanca
Según palabras de Juan Margallo y Petra Martínez, «El buey solo bien se lame”, sobre todo cuando está en compañía de otros bueyes. Nos gusta empezar así la presentación de la obra «La señorita doña Margarita», porque, aparte de cualquier otra cosa, lo que sí tiene es humor, a pesar de que trata de un tema muy serio: «El Autoritarismo», que se da a todos los niveles en la sociedad y, lo peor de todo, es que casi todo el mundo que puede lo utiliza. Por eso la señorita doña Margarita es un ejemplo, como maestra, de cómo se ejerce y transmiten los valores caducos desde la más tierna infancia. A través de la historia se han ido creando formas de pensamiento que ayudan a controlar el rebaño. Por todas partes aparecen estas formas: en refranes y proverbios; en las relaciones familiares, amistad y amor; en las relaciones laborales y, sobre todo, en la educación… No hay un resquicio libre para esta pandemia llamada Poder, que en todas partes aparece y, a veces, de manera casi invisible pero efectiva. Atentos a los consejos de doña Margarita porque te prepararán para enfrentarte a un mundo irreal pero cierto, porque es falso, pero nosotros terminaremos defendiéndolo con uñas y dientes, cuando nos hayamos hecho «responsables». La señorita doña Margarita logrará que cada uno de nosotros no sólo se vigile a sí mismo si no a los demás, con lo que habremos conseguido que no haga falta vigilancia especial para los ciudadanos porque ellos se encargan, lamiéndose solos o en compañía de otros. «Donde menos se espera salta la liebre» y no estamos libres de que la historia no se repita en estos tiempos modernos y volvamos atrás -o mucho más atrás de lo que podíamos imaginar, porque no es que «no sean tiempos para la lírica”, es que «no son tiempos, en general, para casi nada”.