Siguiendo con el género que le ha hecho reconocido internacionalmente, Sergio Blanco presenta una autoficción que gira en torno a la figura de su madre, Liliana Ayestarán, quien falleció en junio de 2022 en Montevideo
En palabras de Sergio Blanco, «si bien escribir este texto sobre la muerte de mi madre fue lo que me permitió en tiempos de dolor, encontrar palabras que pudieran transformar mi tristeza en belleza, sin embargo, debo confesar que su escritura no consistió tanto en un procedimiento literario, sino más bien en una especie de rito ancestral porque fue mi manera de convocar a mi madre muerta».
Siguiendo con el género que le ha hecho reconocido internacionalmente, Sergio Blanco nos presenta una autoficción teatral que gira en torno a la recuperación de la memoria de su madre como profesora de literatura en un liceo en Montevideo. Una forma de convocar su figura a través de recuerdos trasladados a palabras.
Sergio Blanco afirma que «fue así como fui descubriendo el poder milagroso que tiene la escritura para revivir a los muertos. Durante los meses en que escribí este texto, mamá vino casi todas las noches a acompañarme y a escribir conmigo. Muchas veces cuando me encontraba triste, mamá trataba de consolarme asegurándome que estar ahora en el mundo de los muertos era algo extraordinario».
Historia y puesta en escena
El montaje lleva a las tablas los encuentros del dramaturgo Sergio que teme estar perdiendo la visión, personaje que es un trasunto dramático del autor, mientras quiere documentarse para escribir una obra teatral sobre su madre fallecida, la profesora de literatura Liliana Ayestarán. Para ello, se entrevistará con tres exalumnos que, a su vez, tuvieron un duelo que superar porque ellos también, por su parte, sufrieron la muerte de un ser querido: Celia ha perdido a su hijo en un violento accidente de moto, Lucas ha matado a su hermano gemelo a golpes de hacha en un arrebato de cólera y Clara es hija de un desparecido de la dictadura militar cuyos restos todavía sigue buscando hoy en día.
Un espacio único, el gimnasio del liceo, en donde Liliana Ayestarán impartía sus clases de literatura, acoge los encuentros entre Sergio y los tres antiguos estudiantes de su madre. Ellos le cuentan a Sergio episodios de su relación con Liliana y la ayuda que recibieron de su profesora cuando sintieron la pérdida del ser querido hace años. En sus palabras se trasluce su deuda de amor hacia su antigua maestra y su particular manera de entender la docencia. En un momento del montaje se dice «enseñamos con lo que somos y no con lo que sabemos». Los personajes comparten el sentimiento de la tierra como un lugar para los muertos, «un sitio concreto. No sé. De algún modo si bien es cierto que no están ahí, también es verdad que están ahí, ¿no?»
Los intérpretes que darán vida al montaje en el escenario del Teatro María Guerrero son Andrea Davidovics, Soledad Frugone, Tomás Piñeiro y Sebastián Serantes. Aparecerán durante la función con sus identidades reales como actrices y actores que encarnarán a los personajes ficticios que ha creado Sergio inspirado en las personas reales. De esta manera, el dramaturgo y director da una vuelta de tuerca a la autoficción teatral creando diferentes niveles con los que borra las fronteras entre realidad y ficción. Todo ello se enriquece con la grabación en escena mediante cámaras de vídeo de las sesiones que protagonizan los personajes en sus encuentros que se proyectarán en escena para el público.
La obra, además de hablar del duelo y de la manera en que la existencia se modifica después de la muerte de un ser querido, también trata de la representación escénica proponiendo toda una serie de reflexiones sobre el arte teatral y sobre el complejo tema de la mirada.
El equipo artístico del montaje está conformado por Laura Leifert y Sebastián Marrero (escenografía e iluminación), Laura Leifert (vestuario), Fernando Castro (diseño de sonido) y Miguel Grompone (diseño de vídeo).
Esta producción del Centro Dramático Nacional, con la Dirección Nacional de Cultura de Uruguay, el Complejo Teatral de Buenos Aires y el Centro Gabriela Mistral de Chile, podrá verse en el Teatro María Guerrero entre el 20 y el 13 de octubre.