La obra narra la peripecia de un antropólogo forense especializado en yacimientos paleolíticos al que un ictus le provoca una amnesia e inicia un proceso interior de búsqueda de sus recuerdos
Fiel a su método de trabajo, el grupo elaboró su creación tras una exhaustiva investigación documental, durante la que descendió al mundo subterráneo de Madrid y Barcelona, se internó en cuevas prehistóricas y se entrevistó con antropólogos, neuropsicólogos y policías
Acogida con entusiasmo por la crítica, la revista de artes escénicas Artezblai destacó de Búho, a sus “magníficos” actores, que “no solo interpretan, además dibujan y nos llevan a la poesía y al misterio”. El crítico de La Voz de Galicia Santi Pazos se dejó también seducir por este montaje: “Titzina consiguió dejarme atado a la butaca, como si estuviera imantado, durante un largo tiempo después de terminar la función”. “Asistimos a un periplo visual absolutamente maravilloso”, escribió, por su parte, Rebeca Blanco en el blog Fiot del Festival Outono de Teatro.
La compañía, que ha hecho de la indagación en la realidad la base de su trabajo, ha imaginado la historia de un antropólogo forense especializado en yacimientos paleolíticos al que un ictus le provoca una amnesia severa. Ante ello, aborda, como en sus investigaciones, un proceso de búsqueda interior por su memoria para recuperar sus recuerdos, en definitiva, su identidad.
Como en todos sus montajes, el proceso de trabajo fue minucioso hasta que los dos componentes de Titzina dieron con la idea de lo que querían llevar a la escena.
Partieron en el 2020 de la noticia de un director de orquesta que, afectado por la amnesia, no podía recordar nada más allá de siete segundos. Pensaron en el subsuelo como lugar oscuro, como la memoria del director de orquesta, y recurrieron a la experiencia de recorrer el mundo subterráneo de Madrid y Barcelona. De ahí pasaron a las cuevas prehistóricas de Cantabria. Buscaron información sobre subterráneos, túneles, cloacas, cuevas, catacumbas, ciudades subterráneas ancestrales…
En todo este proceso, los acompañaron espeleólogos, antropólogos forenses especializados en arte rupestre, mossos d’esquadra de la unidad del subsuelo, exploradores urbanos ilegales, neuropsicólogos y pacientes del instituto Guttman para rehabilitación de la memoria. De los conocimientos que les transmitieron y de la experiencia que vivieron los dos creadores surgió este proyecto teatral.
Con Búho, Diego Lorca y Pako Merino vuelven a conectar con sus orígenes en la Escuela Jacques Lecoq, apostando por un afinado trabajo interpretativo del texto y el teatro físico.
Sus personajes están marcados por conflictos cotidianos, cargados de un poderoso contexto poético, que explora las relaciones humanas universales, capaz de elevar la anécdota a una dimensión cómica y trágica.
Con una eficaz economía de medios sobre el escenario, se consiguen ambientes visualmente sugerentes, oníricos y un lenguaje rítmicamente trepidante que combina artes escénicas diversas. Texto, música, interpretación, luces, escenografía y vídeo, construyen un relato dirigido a todo tipo de público.
Una trayectoria de más de dos décadas
Diego Lorca y Pako Merino se conocieron en 1999 en la Escuela Internacional de Teatro Jacques Lecoq de París. Después de estudiar y trabajar en varias compañías internacionales, en agosto de 2001 fundan Titzina en Cerdanyola del Vallès.
Estos dos creadores han marcado las señas de identidad del proyecto, basado en un trabajo de periodismo antropológico de entrevistas y convivencias. Investigando, adentrándose en la vida de otras personas y abordando realidades muchas veces desconocidas han transportado al escenario lo más destacable del ser humano. De esta manera se han convertido en un referente contemporáneo del teatro en nuestro país. Sus obras están publicadas y su ópera prima, Folie a Deux (2002), adaptada a cine. Desde su primer estreno la compañía ha presentado Entrañas (2005), Exitus (2009), Distancia siete minutos (2013) y La zanja (2017).
Su regreso a Madrid con la presentación en La Abadía será una oportunidad única de asistir al trabajo escénico de esta compañía catalana, ya que su paso por la capital no se produce cada temporada, sino de forma excepcional cada 5 o 6 años como consecuencia de los particulares procesos de creación y las giras.