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Último fin de semana de «Amalia y el río», la vida de una contrabandista durante el franquismo, en el teatro Lagrada

El dramaturgo y director Agustín Iglesias se inspira en la vida de Antonia “La Lirina”, de Olivenza, una estraperlista fuera de lo común, que le sirve para construir el personaje de una mujer valiente, inteligente y socarrona
Magda García-Arenal y Cándido Gómez protagonizan el nuevo montaje de la compañía, que plasma las vivencias de sus personajes en la dictadura mediante una escenografía onírica y evocadora

Agustín Iglesias, fundador de Guirigai, dramaturgo y director de Amalia y el río, ha tomado la historia de esta mujer de Contrabando en la frontera de Portugal, tesis del profesor de Antropología Social de la Universidad de Extremadura Eusebio Medina García, que documenta la historia de este fenómeno vital para la subsistencia en aquellos años de posguerra.

En unos años comprendidos entre 1942 y 1964, Iglesias construye un retazo vivo de las historias ocultas del contrabando, protagonizado por una mochilera y estraperlista durante la larga posguerra española en un espacio geográfico marcado por la línea fronteriza del río Guadiana que comprende Olivenza, Campo Maior, Elvas, Oliva de la Frontera, Villar del Rey, Villanueva del Fresno, Badajoz y Portugal.

 

Puesta en escena

Dos actores, Magda García-Arenal y Cándido Gómez interpretan la mirada de los personajes de este relato. García-Arenal asume el de Amalia y, a través de ella, el de otras mujeres, amigas, familiares, con los que se relaciona a lo largo de su vida, que evoca de regreso a su pueblo, del que se marchó a la emigración a Barcelona viuda y con ocho hijos. La Amalia que ha creado Agustín Iglesias es fiel a la estraperlista que fue Antonia “La Lirina”, una mujer fuerte, inteligente, socarrona, vitalista y astuta frente a las autoridades, agentes, fiscales y la espesa malla de contrabando incrustada en el tejido social de aquella época.

Gómez, por su parte, va dando voz a guardias civiles, barqueros, guardinhas (la policía portuguesa de frontera), trabajadores…, con los que en determinados momentos se cruza el personaje de Amalia. En la visión que imprime Iglesias a la obra, los hombres que sucesivamente representa el actor, cuyo personaje se denomina Hombre de Piedra, reflejan el poder patriarcal, el paisaje machista que se ve obligada a encarar la mujer.

Amalia y el río describe en una escenografía onírica donde se entrelazan presente y pasado, sueño y realidad, la comunidad invisible de las mujeres que se dedicaron al estraperlo, “veladas”, según Agustín Iglesias “a la mirada escrutadora de la figura masculina, unidas por una sororidad fruto de la necesidad, la dignidad y el reconocimiento de encontrarse en el mismo territorio de la supervivencia”.

 

40 años de teatro

Este espectáculo de Teatro Guirigai responde a su propia trayectoria, iniciada en 1979, fecha desde la que ha realizado 56 producciones. Un espectáculo contemporáneo desde una mirada feminista donde la palabra unida a la emoción rompe la cuarta pared para establecer una complicidad con el público. 

Estrechamente ligado al territorio, Teatro Guirigai mantiene la tradición de las compañías europeas estables en su sede de Los Santos de Maimona (Badajoz), donde en 2006 abrió al público Sala Guirigai: espacio cultural de artes escénicas. Guirigai ha realizado giras por toda España y participado en un centenar de festivales nacionales, europeos y americanos. El eje de sus producciones es un proceso creativo donde confluyen dramaturgia, dirección escénica y creación plástica, junto con el trabajo corporal y textual de actrices y actores.

 

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