El montaje forma parte del ciclo Canal Hispanidad, a través del cual Teatros del Canal exhibe las mejores aportaciones escénicas de Hispanoamérica
Estrenada el pasado año en Buenos Aires, dos decisiones determinaron esta adaptación argentina de la pieza de Chéjov. Todos los personajes (es decir, también los masculinos) están interpretados por mujeres y la acción transcurre en un único lugar, alrededor de una mesa, y con el público próximo a las actrices Clarisa Korovsky, Marcela Guerty, Paula Fernández MBarak, Muriel Sago y Romina Padoan.
Gaviota prorroga la indagación de Guillermo Cacace en el universo de Chéjov, de quien ya había hecho una versión de la primera obra dramática escrita por el escritor ruso a los 18 años: Platónov. El director, actor y docente argentino trabajó en una síntesis de los personajes de La gaviota que consideraba esenciales para contar la historia y usó el personaje de Masha como los ojos que acompañan a los espectadores para descubrir la desesperación y la frustración del resto de personajes. Su compañero Juan Ignacio Fernández, encargado de la escritura del libreto, concentró en las escenas de Gaviota lo esencial de Chéjov, un autor, según lo entiende, “que puede unir lo cotidiano con lo sublime”.
A través de Masha, se van armando retazos de una historia de amores que no se corresponden, de sueños que se rompen al cumplirse y del dolor que se acumula con los años. Alrededor de una mesa como único decorado del escenario de Gaviota, los personajes lanzan hirientes disertaciones y amplían el campo de batalla a los espectadores.
El proceso de montaje fue arduo, pues comenzó durante la pandemia de coronavirus, de modo que, según Fernández, “los ensayos virtuales afectaron el trabajo de dramaturgia terminando de construir la versión” que se estrenó en Buenos Aires y que en octubre se presenta en Teatros del Canal.
Básicamente, la pieza de Chéjov trata de la representación: un joven escritor que ama a una joven le escribe un monólogo, un gesto que ella ve pretencioso. Ella, por su parte, admira a la madre del escrito, actriz de éxito, y ama a un dramaturgo de renombre, con el que la madre tiene una relación.
Cuando se representa el monólogo entre un público que pasa su ocio en el campo, ni conmueve ni interesa. Entre ese público se encuentra una mujer enamorada del joven escritor. En este cruce de sentimientos amorosos se desarrollan los conflictos planteados por Chéjov. La gaviota se estrenó en 1896 y fue un fracaso. Dos años después, el famoso director Konstantin Stanislavski, el autor del famoso método de interpretación que lleva su nombre, volvió a representarla con éxito y la convirtió en una de las grandes obras teatrales de su autor.