Así fue durante décadas. Su trayectoria podría calificarse de mágica. Director del Teatro de la Zarzuela en varias etapas, en los años ochenta el escenario de la plazuela de Jovellanos de Madrid (hoy plazuela de Teresa Berganza), entonces único coliseo de la ciudad, vivió uno de sus más brillantes periodos; fue también director artístico del Auditorio de La Cartuja en Sevilla, subdirector general de Música y Danza en el Ministerio de Cultura, viceconsejero de Cultura de la Comunidad Autónoma de Madrid o director general del INAEM.
El humor está en la esencia de su personalidad. El humor constante y blanco, y una asombrosa capacidad de trabajo; ambas cosas fuera de lo común. Como su amplio y heterogéneo conocimiento y su asombrosa lucidez para la gestión.
Pero, sobre todas las cosas, lo que hace grande a José Antonio Campos, lo que le convierte en imprescindible para que llegaran a escribirse algunas de las páginas más emocionantes de nuestra lírica y nuestras artes escénicas, es el milagroso talento y la generosidad que le llevaron a apostar, en tiempos nada fáciles, por tantos y tantos artistas, creadores, intérpretes jóvenes que en definitiva han llegado a ser grandes directores de escena y grandes músicos en el mundo. Muchos de ellos imprescindibles.
El hecho de que este reconocimiento coincida con el estreno absoluto de la zarzuela contemporánea Trato de favor lo hace, si cabe, más significativo si se tienen en cuenta las decenas de títulos que entre estrenos absolutos, estrenos en España o premieres en Madrid, vieron la luz gracias a su empeño, saber y visión únicos.