El tiempo corre siempre más de lo deseado. Tanto, que al fin pasan las décadas sin que siquiera podamos reparar en ello. En torno a esto, a la tenacidad que el calendario tiene en desprenderse de lo que somos y de lo que fuimos, discurre la historia transatlántica de ‘Los gavilanes’. Las consecuencias de esa tan predecible carrera frente a la vida: la nostalgia obstinada, el instinto profundo de amar lo aún joven –que conduce a cometer locuras–, la imperiosa necesidad de burlar a toda costa y sin éxito las secuelas de la vejez, lo que por naturaleza ha de ser, todo ello es protagonista de primer orden en este clásico absoluto del género compuesto por Jacinto Guerrero con libreto de José Ramos Martín. Y veinte volátiles años son, precisamente, los que han transcurrido desde la última vez que la obra subió al escenario del Teatro de la Zarzuela. El mismo donde nació en 1923, hace ahora casi un siglo, y al que a partir del 8 de octubre regresará en una nueva producción con dirección de escena de Mario Gas, cuya belleza y originalidad sin duda a nadie dejarán indiferente. Serán 13 funciones, hasta el 24 de octubre, en las que los espectadores podrán disfrutar de un título que con todas las de la ley forma parte de nuestro más profundo arraigo popular.