Esta será una temporada en el Teatro de la Zarzuela que ha tenido el honor de preparar, y que los demás disfrutaremos, pero tremendamente atípica, porque el balance final de la programación no lo hará usted. Desgraciadamente no será usted quien haga ese balance final. ¿Qué nos ofrece esta nueva temporada del Teatro de La Zarzuela?
Para mí es muy importante esta temporada porque es cerrar un ciclo. Yo desde que llegué siempre me comprometí a estos ocho años. Sabes muy bien que mis puntos cardinales siempre fueron, por supuesto, respetar y cuidar a la gente fiel a La Zarzuela, tratando de elevar el nivel de producciones lo más que se pudiera y abriendo puertas para que entraran nuevos y nuevas directoras de escena y directores musicales. También había algo fundamental que era la parte pedagógica, es decir, que en este caso fue el proyecto Zarza, que gente joven se alistara al teatro de La Zarzuela, porque mi obsesión siempre ha sido que por lo menos conozcan su patrimonio musical. Luego puedo entender que no les guste, como hay muchas, digamos, músicas que a mí tampoco me pueden interesar o que me lleguen tanto, pero sí al menos conocerlo. Creo que es fundamental que uno sepa de dónde viene, cuál es la banda sonora de su país. El otro punto cardinal importante ha sido la nueva creación. Con lo cual, esta temporada, yo creo que es una temporada que promete un horizonte y una garantía de futuro. Cuando digo garantía de futuro es porque estos tres puntos cardinales los he podido hacer, mejor o peor, más o menos a gusto de los espectadores. Creo que a muy buen gusto de los espectadores porque las cifras, que a mí no me gusta hablar de cifras, pero es evidente, hemos subido muchísimo los abonados, los hemos duplicado desde que yo he llegado. Tenemos prácticamente la temporada vendida, con lo cual es notorio que hemos logrado una fidelización del público con este teatro, que siempre ha sido lo que he querido. Porque se han sumado a este viaje de estos ocho años cada vez más gente.